martes, 1 de enero de 2013

Tic-tac...

El tiempo. Es algo que pasa irremediablemente para todos y todo. Por tanto es algo muy preciado. Viendo Kyle XY (uno de los capítulos) se hacía una reflexión interesante y es que estamos obsesionados con el tiempo.

Los números otra vez, todo giraba en torno a ellos. Los números representaban el tiempo, y nunca parecían tener suficiente. ¿Como era posible que no tuviera tiempo? No paraban de hablar de eso.

Hace mucho en tiempos en que no existía la moderna tecnología, la humanidad se orientaba gracias a las estrellas, los astros y su posición y movimientos o a los fenómenos naturales y astronómicos. En esta época, estas medidas o eventos determinaban la etapa en que se recogía o sembraba un determinado cultivo y demás actividades agrícolas que proporcionaba el sustento tanto de alimentación como económico.

Así pues con el paso del tiempo y la necesidad de contabilizar estas etapas aun cuando no era posible visualizar los astros, se inventaron mecanismos para realizar esta medida. Poco a poco aparecieron relojes de sol, relojes de arena -ligados al soplado de vidrio- incluso patrones que contabilizaban el tiempo, los llamados calendarios -wikienlace. Con esta necesidad se crearon los primeros guardatiempos.

El tiempo es lo único que pasa de forma inevitable.

Algunos de los primeros guardatiempos eran, como he comentado antes, relojes de arena, de sol o clepsidras -más conocidos como relojes de agua- o también relojes de fuego, que medían el tiempo en relación a la velocidad en que se consumía un determinado combustible.

Otros mecanismos pioneros para su época fueron el "Mecanismo de Anticitera" que según los investigadores data del 87 a. C. y en principio se postuló que servía para determinar la fecha exacta de los Juegos Olímpicos de cada 4 años. Más adelante se vio que podía prever algunos movimientos astronómicos. Así pues con este primer mecanismo se empezaba a contabilizar el tiempo con las primeras "máquinas".

Solo hay dos cosas que podemos perder: el tiempo y la vida. La segunda es inevitable y la primera imperdonable.

Siguió pasando el tiempo y cada cultura fue perfeccionando sus mecanismos para medir el tiempo. En Persia desarrollaron relojes de sol y de astros, de arena y agua incluso de fuego. En Grecia también realizaron sus avances con los relojes hidráulicos en la Academia de Atenas donde Platón menciona un despertador con esta tecnología para despertar a sus alumnos.

Más tarde en el s. XIII haría aparición los relojes mecánicos y los pendulares en los campanarios y las torres permitirían tocar campanas para distribuir señales horarias a la población. En el s. XVII investigaciones y adelantos tecnológicos permitirían construir relojes más precisos y regulares hasta llegar a los relojes de pulsera.

Y en la actualidad encontramos los modernos relojes eléctricos incluso atómicos que siguen dependiendo de mecanismos pendulares y de transiciones enegéticas de átomos.

Así pues concluyo esta muy breve historia de los guardatiempos, también conocidos con el nombre de relojes. Si os ha parecido interesante y queréis saber mucho más, podéis ver los enlaces que os he dejado a lo largo de la entrada. Así pues, me despido hasta la próxima entrada no sin antes deciros: ¡FELIZ AÑO NUEVO!


La canción de hoy del compositor Hans Zimmer.

Chevaliers de Sangreal by Hans Zimmer on Grooveshark

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